
Tras de sí han caído muchos grandes nombres, el último, Marcos Maidana, un welter con fiereza y pegada recia que hizo posible que Mayweather estire su palmarés inmaculado de cuarenta y seis triunfos en cuarenta y seis combates.
¿Pero cuál es el verdadero valor de ese 46-0?
Últimamente Mayweather se autoproclama “TBE”, The Best Ever (El mejor de todos). Pero el ojo penetrante en el boxeo sabe que el récord por sí mismo mucho no dice, porque se pueden tener muchos combates, pero si no se pelea con verdaderos contendientes entonces ese invicto es falso.
Ejemplos los hay, todos se acuerdan del gran Rocky Marciano y sus 49 peleas, muchos han hablado que nunca se midió a Floyd Patterson, pero a la vez se destaca que supo cuándo decir basta sin arriesgar su integridad física y mental. A su vez, nadie, en ningún lado, le resta merito a la trayectoria de Marciano, porque si bien peleó en una época donde los pesados iban en bajada, han aparecido nombres peligrosos entre sus víctimas (como Jersey Joe Walcott e incluso un ya acabado Joe Louis). Diferente es la situación del ignoto Joe Mesi. Baby Joe, como se lo conoció, fue un peso pesado de una relativamente corta carrera: boxeó durante diez años (1997-2007), peleó contra 36 bultos/desconocidos, venciéndolos a todos (29 cayeron antes del límite) y puso fin a su carrera tras noquear a Shannon Miller en un asalto. Lesiones de por medio que influyeron en su retiro, según algunas fuentes, Mesi estuvo primero entre los rankeados del CMB, sin embargo nunca estuvo, ni por asomo, cerca de disputar una facción del título mundial. Y puso fin a su carrera entre las sombras, sin que nadie, hoy por hoy, se rasgue las vestiduras alegando que “Mesi nunca disputó el título mundial”. Intrascendencia.
Otro tanto lo tiene el César del Box: Julio César Chávez, quien supo defender ese 0 en su columna de derrotas durante 90 peleas (89 triunfos y un empate), pero no podemos negar que algún que otro taxista (por más rudo que fuere) enfrentó en su camino.
Símil caso de László Papp, el húngaro, estrella amateur, múltiple campeón olímpico, como profesional disputó 29 combates, triunfando en 27 y empatando en 2, tampoco alcanzó el título mundial, ni lo disputó. Fue campeón europeo, y nada más. Pero no porque eso signifique poco, al contrario, es meritorio, sino porque en su lista de nombres no aparece ninguno verdaderamente trascendente.
Otro cuestión es la de Tyson, cuando Muhammad Ali dejó el trono, la división de todos los pesos quedó acéfala, hasta que el muchachito de Brooklyn irrumpió noqueándolos (literalmente) a todos. Hasta esa fatídica (por demás de polémica) noche en la que James “Buster” Douglas logró lo que nadie había logrado: exponer a Iron Mike Tyson y sacarlo de combate. Tyson llegaba a la noche del 11 de febrero de 1990 con un historial impecable de 37 victorias en 37 presentaciones (34 por KO), muchos creían que su reinado sería eterno. Pero Douglas no demostró respeto y terminó con el 0 de Tyson, y luego vino lo que todos conocemos, la debacle de Tyson (pero eso ya es otra historia).
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